domingo, 5 de diciembre de 2010

Introducción

Tres infiernos

Prólogo:

En el origen de todo, hubo un tiempo en el que el Cielo y el Infierno libraron una gran batalla en la Tierra. Ambos bandos se infringieron tanto dolor, que se llegó a la conclusión que debían detener esa eterna batalla, obteniendo una tregua, en la que se estableció el libre albedrio de la humanidad: el hombre seria quien eligiera su camino, el bien o el mal, aunque sus decisiones siempre estarían vigiladas por sus guardianes, un ángel y un diablo de la guarda, que protegen el alma durante su estancia material en este otro plano. Tras la muerte del humano, esta es llevada a purificarse, castigándola, sólo si es necesario.

Y así el hombre tuvo el poder de la decisión y logró vivir, pero siempre pecaba pese a todo, dotando de poder a las criaturas maléficas.

Tiempo después de ese inicio, cuando ya la tregua era más que algo común, Lucifer envió a su hija al Cielo para que se hiciera un ángel como su madre: su belleza fue tal que enamoró a uno de los mayores guerreros del cielo: uno de los tres Monjes Oscuros, los antecesores de los Arcángeles. La joven, en la que albergaba el mal, consiguió llevar consigo a muchos ángeles que fueron, corruptos, al lado de Lucifer, entre ellos aquel Monje, que se había casado con ella. Pero él, en su interior, sabía que por mucho que la amara no podría dejar de obedecer también al Cielo. Lucifer le otorgó la misión de cuidar las almas humanas que debían ser llevadas a la purificación: La Muerte.

Tras enterarse de la traición Lucifer se vengó, matando a lo más preciado de la Muerte: su esposa. El fruto de esa relación, Belcebú, se convirtió en sucesor obedeciendo casi a ciegas las leyes creadas, siendo su guardián y creando guerras para aumentar su poder. Lucifer se canso y dejo a su segundo hijo en su trono y al tercero le cedió el bajo reino, este joven diablo era conocido como Astaroth.

Poco después se formaron los tres Reinos Infernales en los que cada uno gobernaba: Lucifer el rey de los demonios del Reino de La Luz, Belcebú protector de las guerras y las leyes del Reino de La Muerte, y Astaroth el diablo del Reino de El Pecado: conocidos vulgarmente como el malo, el bueno y el burlón.

Hasta que la profecía de las Moiras se hizo realidad: nació una princesa en cada Reino, provocando una Guerra Civil en las que se exterminaron algunas razas y resurgieron otras. Pero las pequeñas siguieron creciendo: Cassandra, hija de Lucifer; Morgana, hija de Belcebú; y Roge, hija de Astaroth. Pese a las quejas de demonios, sirvientes y diablos las pequeñas siguieron la educación necesaria para convertirse en Reinas llegado el momento.

El gran poder que poseían estas pequeñas, despertó la curiosidad de unos Arcángeles que bajaron sin permiso alguno al Infierno, mientras las niñas jugaban juntas en su palacete de El Bosque Oscuro, provocando el fácil enfado de la pequeña Cassandra quien convenció a sus “hermanitas” para que los “mataran”. Lo único que consiguieron fue convertirles en “Espectros de Ángeles Malditos”, algo impensable e inexistente hasta ese momento, pues había surgido por la creativa imaginación de las princesas.

A causa de esa terrible “trastada” tuvieron que hacer que las niñas se reencarnaran en humanas en la Tierra por su protección, puesto que no había suficiente poder ni en el Cielo ni en el Infierno para acabar con ellos…algo extraño, puesto que solo fueron tres niñas con de poder quienes les convirtieron…que ni siquiera quien creó el mundo pudiera deshacer el entuerto…que esas niñas eran más peligrosas de lo que parecía…

Han vivido como chichas normales en la Tierra, sin conocerse…hasta ahora…como las Moiras predijeron…